Julio de 2015: Recientemente, científicos
aficionados (ciudadanos a los que les gusta la ciencia) que observaban
imágenes proporcionadas por el Telescopio Espacial Spitzer (Spitzer
Space Telescope, en idioma inglés), el cual es un observatorio
infrarrojo en órbita, de la NASA, encontraron una nueva clase de
curiosidades que casi no habían sido reconocidas con anterioridad: las
bolas amarillas.
“Los voluntarios comenzaron a hablar sobre las bolas amarillas que
veían en las imágenes de nuestra galaxia, y esto hizo que llamaran
nuestra atención”, dijo Grace Wolf-Chase, del Planetario Adler, ubicado
en Chicago.
Al observar imágenes proporcionadas por un observatorio de la NASA,
científicos aficionados descubrieron “bolas amarillas” en el espacio,
las cuales pueden contener importantes pistas para resolver los
misterios del nacimiento de las estrellas.
El Proyecto de la Vía Láctea (Milky Way Project, en idioma inglés)
es uno de muchos proyectos de científicos aficionados que forman el
sitio web Zooniverse, el cual depende de la colaboración
externa como ayuda para el procesamiento de datos científicos. Durante
años, los voluntarios han observado las imágenes de las regiones donde
se forman estrellas, que aporta el telescopio Spitzer. Dichas regiones
son sitios donde las nubes de gas y polvo colapsan y forman cúmulos de
estrellas jóvenes. Los astrónomos profesionales no comprenden cabalmente
el proceso de la formación de estrellas; y gran parte de la física
subyacente continúa siendo un misterio. Pero los científicos aficionados
han colaborado buscando pistas.
Antes de que aparecieran las bolas amarillas, los voluntarios ya
habían notado burbujas verdes con centros rojos, las cuales poblaban un
paisaje de gas y polvo con forma de remolino. Estas burbujas son el
resultado de estrellas masivas recién nacidas que explotan y abren
cavidades a su alrededor. Cuando los voluntarios comenzaron a informar
que estaban encontrando objetos con forma de bolas amarillas, los
investigadores del telescopio Spitzer prestaron atención.
Los objetos redondeados que capta el telescopio, por supuesto, no
son en realidad amarillos, rojos o verdes; solo se ven de ese modo en
las imágenes infrarrojas que el telescopio envía a la Tierra, a las que
se les asigna un color. Los colores falsos sirven para que los seres
humanos hablen de longitudes de onda de luz que sus ojos en verdad no
pueden ver.
“Con la incitación de los voluntarios, analizamos las bolas
amarillas y descubrimos que son una nueva manera de detectar las
primeras etapas de la formación masiva de estrellas”, dijo Charles
Kerton, de la Universidad Estatal de Iowa, Ames. “La simple pregunta:
‘¿Qué es eso?’ nos llevó a este descubrimiento”.
Un análisis más detallado por parte del equipo les permitió llegar
a la conclusión de que las bolas amarillas preceden a las burbujas
verdes, lo que representa una fase de la formación de estrellas que
tiene lugar antes de que se formen las burbujas.
“Básicamente, si retrocedemos en el tiempo, y volvemos a las burbujas, llegamos a las bolas amarillas”, dijo Kerton.
Los investigadores creen que los bordes de las burbujas verdes
están compuestos principalmente de moléculas orgánicas llamadas
hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP, por su sigla en idioma
español). Los HAP se encuentran presentes en cantidades abundantes en
las densas nubes moleculares donde las estrellas se unen. Las
explosiones de radiación y los vientos de las estrellas recién nacidas
empujan a estos HAP hasta que forman caparazones esféricos que se
parecen a burbujas verdes en las imágenes que aporta el telescopio
Spitzer. Los núcleos rojos de las burbujas verdes están formados por
polvo caliente que no ha sido todavía expulsado de las ventosas
estrellas.
¿Qué papel desempeñan las bolas amarillas en todo esto?
“Las bolas amarillas son un eslabón perdido”, dice Wolf-Chase.
Representan una transición “entre las estrellas embrionarias muy
jóvenes, enterradas en densas y polvorosas nubes, y las estrellas recién
nacidas, algo más antiguas, que hacen estallar las burbujas”.
Esencialmente, las bolas amarillas marcan lugares donde los HAP
(de color verde) y el polvo (de color rojo) todavía no se han separado.
La superposición del verde y el rojo forma el amarillo.
Hasta el momento, los voluntarios han identificado más de 900 de
estos objetos compactos y amarillos. La multitud da a los investigadores
bastantes oportunidades para poner a prueba sus hipótesis y conocer más
sobre la manera en la cual se forman las estrellas.
Mientras tanto, los voluntarios continúan observando las imágenes
que aporta el telescopio Spitzer con el fin de realizar nuevos
hallazgos. Burbujas verdes. Núcleos rojos. Bolas amarillas. ¿Qué sigue?
Usted podría ser quien haga el próximo gran descubrimiento. Para
involucrarse en el proyecto, ingrese a zooniverse.org y haga clic en
“The Milky Way Project” (“Proyecto Vía Láctea”, en idioma español).